Guardar mi alfombra
Cambio de decoración, mudanza, obras u otros imperativos... Éstas son sólo algunas de las razones que a veces requieren el almacenamiento temporal de una alfombra. Antes de guardarlos, es esencial tomar precauciones para preservar su aspecto y calidad a lo largo del tiempo.
El lugar de almacenamiento
Es el primer paso crucial a tener en cuenta. Las alfombras, sobre todo las de materiales naturales, necesitan un entorno adecuado para no deteriorarse. Por lo tanto, es esencial encontrar un lugar seco para evitar que la humedad lo dañe, al tiempo que se reduce el riesgo de moho. Espacios como los sótanos, conocidos por su atmósfera húmeda, no son adecuados para este fin.
Además, es esencial seleccionar un espacio de almacenamiento libre de parásitos, insectos dañinos e incluso pequeños roedores, que pueden causar daños irreparables a su preciada alfombra. Los áticos deben evitarse a menos que estén debidamente acondicionados.
Para una conservación óptima, es conveniente utilizar soluciones de almacenamiento adecuadas, como un guardamuebles, un garaje o un trastero, especialmente diseñados y equipados para albergar y proteger diversos objetos, incluidas las alfombras.
Normas de conservación
El primer paso es asegurarse de que la alfombra esté completamente seca antes de envolverla cuidadosamente alrededor de un rollo de cartón, asegurándose de que la parte decorativa quede hacia dentro para evitar cualquier daño. Asegúrese de atar la alfombra enrollada para evitar que se desenrolle involuntariamente.
Para evitar los daños causados por las plagas, recomendamos el uso de bolas de naftalina, colocadas en la alfombra antes de envolverla en una funda, lona o bolsa de plástico hermética. Para un enfoque más ecológico, el uso de paquetes de lavanda, cedro o alcanfor puede ser una alternativa eficaz.
También es mejor guardar los muebles en alto que en el suelo, y lo ideal es pasar la aspiradora todos los meses para que conserven su mejor aspecto con el paso del tiempo.